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Velarde y los Héroes del Dos de Mayo

  • Foto del escritor: Nicanor Florentino
    Nicanor Florentino
  • 2 may 2016
  • 3 Min. de lectura

2 de mayo de 2016. Hoy, como todos sabéis, conmemoramos el alzamiento del 2 de mayo por parte del pueblo de Madrid contra los franceses, en lo que supondría uno de los primeros actos de la guerra de Independencia. Concretamente hoy recordaremos a uno de tantos héroes que murieron ese día, a Pedro Velarde. Recordemos que a finales de abril de 1808 España estaba ocupada por los franceses, con la excusa de atravesar la península y llegar a Portugal, ya que el mar estaba dominado por ingleses y portugueses. Pero el propósito real de Napoleón no era otro que colocar a su hermano en el trono, con el objetivo de controlar nuestro reino. Toda la familia real estaba bajo custodia francesa, excepto dos infantes, que permanecían en la corte de Madrid: María Luisa y Francisco de Paula. Al “mando” estaba Antonio Pascual de Borbón, tío de Fernando VII. Pero la noche del 1 de mayo, llega un correo a Madrid, ordenando el envío de los últimos infantes hacia Bayona. Esto fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de los madrileños, mientras la noticia corría como la pólvora por toda la ciudad. A primera hora de la mañana, una carroza ya se lleva a la Infanta. Pero mientras se prepara la otra carroza para llevar al Infante Francisco de Paula, el cerrajero Blas de Molina se sube a ella, y se hace oír a voz en grito por la multitud: “Traición! ¡Nos han quitado a nuestro Rey y quieren llevarse a todos los miembros de la Familia Real! ¡Muerte a los franceses!”. Pronto una muchedumbre se arremolinó entorno a la carroza, mientras el Teniente Coronel Rodrigo López de Ayala anima a la gente a armarse y defender a su Infante. El general Murat mandó a la caballería para sofocar la revuelta, mientras cada vez llegaban más ciudadanos con navajas o cualquier objeto contundente que encontrasen. El ejército español, ante la falta de llegada de órdenes, no actúa. Pero en ese momento, dos oficiales, Daoíz y Velarde deciden revelarse y auxiliar a sus compatriotas.

Pedro Velarde había nacido en Muriedas (Cantabria), y por aquel entonces contaba con 28 años. Había sido profesor en la Academia de Artillería de Segovia, donde había ingresado ya con 14 años, terminando con el número 2 de su promoción. En el 1800 había participado en la campaña de Portugal. Admirador de las gestas militares de Napoleón, cuando empezó a comprobar sus verdaderos planes para con España, empezó a conspirar para liberarse del yugo francés, la llamada “confabulación de los artilleros” que finalmente se vio frustrada al llegar la noticia a oídos de los gabachos. Ese 2 de mayo Velarde se encontraba en su despacho del Estado Mayor del Ejército, donde, enterado de los sucesos, se dirigió al cuartel del Segundo Batallón de Voluntarios de Estado, donde solicitó al coronel al mando una compañía para defender (teóricamente de los españoles) el Parque de Artillería de Monteleón. Una vez conseguido, hacia allí se dirigió, donde desarmó a los franceses que allí se encontraban y, junto con Daoíz, comandante al mando de aquel parque de Artillería, se declararon en rebeldía. Armaron a cerca de 300 civiles que por allí se encontraban, de los cuales cerca de 100 se quedaron a defender la posición, y el resto marcharon a luchar por su cuenta por las calles de la ciudad. Sacaron 5 cañones a la calle para proteger el parque, mientras continuaban llegando civiles y soldados para unirse a la causa. Cuando Murat se enteró de la insubordinación, mandó al general Joseph Lagrange a sofocarla. Este llegaría a usar cerca de 2000 soldados y 4 cañones. La artillería y los soldados españoles resistían como podían, causándoles numerosas bajas. Pasadas dos horas de combate, se les ofreció a los pocos españoles que quedaban una capitulación, pero fue denegada. Una hora más tarde, el general San Simón, español, se dirigió a los franceses para que cesasen el fuego y se acercó al cuartel para parlamentar, pero al salir Velarde, fue alcanzado por un disparo y cayó muerto, mientras un soldado francés hería a bayoneta a Daoíz, que moriría poco después. Al mando quedaba el capitán Goicoechea, que, sorprendido por estas acciones y ante un general español que le ordenaba rendirse, entregó el cuartel. Así, Daoíz y Velarde han quedado como ejemplo de la iniciativa personal y el patriotismo, al permanecer junto a su pueblo a pesar de las órdenes de sus superiores, y sembrando el germen de la libertad de España. Hoy sus restos descansan en el Monumento de los Héroes del Dos de Mayo, en el Paseo del Prado de Madrid. Igualmente, los dos leones que custodian el Congreso de los Diputados, reciben los nombres de Daoíz y Velarde, en honor a estos héroes que supieron estar cerca de su pueblo cuando era preciso.

 
 
 

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